El Javier Milei futbolero: el arquero que hoy es presidente

Tras imponerse en el balotaje presidencial frente a Sergio Massa con el 55,8% de los votos (con el 95% de las mesas escrutadas), Javier Milei se convirtió en el nuevo presidente de la Argentina. Más allá de su perfil como economista liberal y líder de La Libertad Avanza, hay una faceta menos conocida del mandatario electo: su vínculo profundo con el fútbol.

Milei es hincha declarado y socio de Boca Juniors, pero su pasión por el deporte va más allá del fanatismo de tribuna. En su adolescencia, fue arquero en las divisiones inferiores de Chacarita Juniors, donde, según sus excompañeros, dejó una huella por su entrega y temperamento dentro del arco.

Gabriel Bonomi, exjugador e integrante de la categoría ’70 del club, recordó aquellos tiempos con precisión: “Lo trajeron cuando tenía entre 12 y 14 años. Siempre fue arquero, igual que ahora: decidido, se tiraba a todas, no le importaba nada. Era grandote, fuerte, medio loco… por eso le decíamos ‘el Loco’. Y era un buen arquero”.

Esa generación de Chacarita, considerada una de las más talentosas de las inferiores del club, contaba también con Juan Carlos Docabo, quien luego debutó en la Primera División con San Lorenzo y pasó por Vélez, Estudiantes y Banfield. Milei, lejos de desentonar, supo estar a la altura.

Eduardo Grecco, uno de los entrenadores de aquella época, destacó la calidad humana y deportiva del actual presidente: “Lo dirigí durante seis meses. Fue intachable. Tenía el pelo revuelto como ahora, aunque en ese momento era rubio, brillaba como el sol. Siempre se destacó por su presencia y energía”.

Dentro de ese equipo juvenil, Javier era conocido por su carácter explosivo. Eduardo “Perico” Pérez, compañero de aquellos años, compartió su visión: “Era un loquito bajo los tres palos. Se la jugaba en todas. Capaz le salía bien o mal, pero nunca recuerdo que hayamos perdido por su culpa. Se transformaba cuando se ponía el buzo de arquero. Hacía locuras, se tiraba de cabeza… era un personaje”.

El “Loco” Milei, como lo apodaban, no dudaba en ensuciarse para defender el arco. “Si había que tirarse al barro, se tiraba sin pensar. Una vez fuimos a jugar un partido de baby fútbol y atajó todo. Nos llevó Cacho Alejos, que era como un padre para él, quien lo había traído al club”, rememoró Bonomi.

Además de las anécdotas individuales, ese plantel juvenil también se destacaba por sus logros. Omar Corsaro, otro referente de la categoría, recordó los enfrentamientos contra equipos con futuras estrellas como Juanjo Borrelli (River), el Cholo Simeone (Vélez), Fernando Gamboa o el Negro Astrada. “Nos tocaba enfrentar a equipos muy duros, pero nosotros teníamos una camada con la que les ganábamos a todos. Contra Atlanta y Tigre eran siempre partidos calientes, pero salíamos adelante”, explicó.

La personalidad de Milei en el vestuario genera opiniones encontradas. Algunos lo definen como “tranquilo”, mientras que otros lo recuerdan como “altanero” o simplemente “un loco”. Lo cierto es que, desde joven, ya mostraba ese carácter impulsivo y pasional que hoy lo acompaña en la política.

Detrás del economista disruptivo que llegó a la Casa Rosada hay un pasado marcado por el barro, los guantes y el amor por el fútbol. Una historia que suma otra arista al perfil del presidente más inesperado de los últimos tiempos.

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